Tú no me conoces

Tú no me conoces, tampoco yo a tí,
pero aún así sé que pronto
serás para mí.

Te miro desde la distancia
y veo como tú también me observas así.
Nuestras miradas se cruzan entre la multitud
y en ese momento siento como el tiempo se para
aunque sea sólo un segundo.

Nuestros ojos se desean,
nuestros cuerpos tiemblan
al pasar cerca el uno del otro.
En tu mirada veo ese deseo,
¿lo ves tú también en la mía?

Eres como un imán para mi cuerpo,
que cada vez que te siente
cerca, parece desvanecerse
en un mar de sentimientos
completamente desconocidos para él.

Tú no me conoces, tampoco yo a ti,
pero estoy segura de que sientes
ese mismo deseo por mí.
Cuando te observo, pienso que eres
el ser más perfecto que hay sobre la tierra.

Tal vez no sea así, pero me gusta creerlo.
Si algún día me dás la oportunidad de conocerte,
verás como ese deseo se convierte en amor.

Un amor puro y verdadero que nació a través de un deseo,
un deseo de conocerte y de que me conozcas
para así llegar a amarnos de verdad.