viernes, 24 de septiembre de 2010

No hay nada más triste que el último adiós...


Si dos con el alma se amaron en vida
y al fin se separan en vida los dos.
¿Sabéis que es tan grande la pena sentida
que nada hay más triste que el último adiós?


En esa palabra que breve murmuran,
en ese gemido que exhalan los dos,
ni verse prometen, ni amarse se juran,
que en esa palabra se dicen ¡adiós!


No hay queja más honda, suspiro más largo
que aquella palabra que dicen los dos:
el alma se entrega a horrible letargo;
la vida se acaba diciéndose ¡adiós!


Al fin ha llegado la muerte en la vida,
y al fin para entrambos morimos los dos;
al fin ha llegado la hora cumplida,
la hora más triste... el último ¡adiós!


Ya nunca en la vida, gentil compañero,
ya nunca volvemos a vernos los dos;
por eso es tan triste mi acento postrero,
que nada hay más triste que el último ¡adiós!


Carolina Coronado

viernes, 17 de septiembre de 2010

JUST HOLD ME ( Solamente Abrázame)




Aunque me encuentre agusto,
necesito tu tranquilidad...
Aunque te encuentres agusto,
estás contando los dias.



Pero, si quisiera silencio, susurraría.
Y si quisiera soledad,
me habría marchado.
Y si quisiera que me rechazaras...
habría participado en el juego.



Y si no te amara, tú lo sabrías.

¿Y por qué!...
no puedes tan sólo abrazarme?

¿Y por qué tiene que ser tan duro?

¿ Es que...
te gusta verme destrozada...?

¿Y por qué todavia me importa...?



Dices que ahora ves la luz,
al final de este estrecho pasillo.
Desearía que no me importara,
y desearía no habertelo dado todo.



Si quisiera silencio, susurraría.
Y si quisiera soledad,
me habría marchado.
Y si quisiera que me rechazaras,
no habría participado.



Y si no te amara,
Tú lo sabrías,

¿ Y por qué!...
no puedes tan sólo abrazarme!??



¿ Y por qué...
tiene que ser tan duro??

¿ Es que...
te gusta verme destrozada...?

¿Y por qué todavia me importa...?



Pobre pequeña incomprendida.
A nadie le gusta ver una cara triste...
pero no puedo recordar mi vida sin él.
Aunque creo que tuve buenos días,
estoy segura que tuve buenos días...



¿Y por qué!...
no puedes tan sólo abrazarme!?

¿Y por qué tiene que ser tan duro?

¿Es qué...
te gusta verme destrozada?

¿ Y por qué ...
todavía me importa...?


María Mena





martes, 7 de septiembre de 2010

Maestra, ¿qué es el amor?




Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:
Maestra… ¿qué es el amor?
La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:

Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.
El primer alumno respondió:

Yo traje esta flor… ¿no es bonita?
A continuación, otro alumno dijo:

- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?


Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.

La maestra se dirigió a ella:

Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?
La criatura, tímidamente, respondió:

- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí…


Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?

La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón.


El amor es algo que se siente.

Hay que tener sensibilidad para vivirlo.


 

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