sábado, 13 de junio de 2009

Los clavos





Había una vez un muchacho quien tenía un mal temperamento.

Un dia su padre le dió una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera su temperamento, él debería clavar uno en la parte de atrás de la cerca.

El primer día el muchacho había puesto 37 clavos en la cerca.

En las siguientes semanas, así como iba aprendiendo a controlar su ira
el número de clavos iba disminuyendo gradualmente.

Descubrió que era más fácil controlar su temperamento que poner aquellos clavos en la cerca y finalmente llegó el dia en que el muchacho no perdió su temperamento para nada.

Le dijo a su padre acerca de esto y él le sugirió que ahora fuera quitando un clavo
por cada día en el que era capaz de controlarse.

Los días pasaron y el muchacho finalmente fue capaz de decirle a su Padre que había quitado todos los clavos.

El padre tomó a su hijo de la mano y lo condujo a la cerca. Le dijo:
"Lo has hecho bien, hijo, pero observa los huecos en la cerca.

La cerca nunca volverá a ser la misma.

Cuando dijiste cosas enojado, ellas dejaron una cicatriz como ésta.
Tú puedes ponerle un cuchillo a un hombre y cortarlo.

No importa cuantas veces digas lo siento, la herida seguirá ahí".
Una herida verbal es tan mala como una física.

Efectivamente, los amigos son joyas muy raras.

Ellos te hacen reír y te alientan para que tengas éxito.

Te prestan atención, comparten palabras de elogio y siempre quieren abrir su corazón a nosotros.

Perdóname, por favor, si alguna vez hice un hoyo en tu cerca.


4 comentarios:

SuInfante dijo...

A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabra de aliento y el abrazo,
el compartir con todos ellos la factura
que nos presenta la vida, paso a paso.

A mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme mis espinas más agudas,
los arrebatos de humor, la negligencia,
las vanidades, los temores y las dudas.

A mis amigos les adeudo los enfados
que perturban sin querer nuestra armonía,
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir alguna vez por tonterías.

A mis amigos legaré cuando me muera,
mi devoción en un acorde de guitarra,
y entre los versos olvidados de un poema
mi pobre alma incorregible de cigarra.

Un barco frágil de papel
parece, a veces, la amistad,
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad,
porque ese barco de papel
tiene aferrado a su timón,
por capitán y timonel,
un corazón.

Amigo mío, si esta copla, como el viento,
adonde quieras escucharla te reclama,
serás plural, porque lo exige el sentimiento,
cuando se lleva a los amigos en el alma."

Para tí, guapa. Un beso grande. Susi

SuInfante dijo...

A mi me quedó el comentario como quería editarlo... , pero voy a subir otro porque sí. :))))


Más besos guapa! jaja

Susi

SuInfante dijo...

Ah por cierto..., se me olvidaba: el poema es de Alberto Cortéz de su libro -Equipaje-.

Más besos!!!

wendy dijo...

Pero que remalísima que eres, te vengaste por lo del "frasco" ehhh!!!, ainsss, después del trabajito que me costó ya que era mi primer comentario....
Como soy buena encima te doy besitos ea!!!

gracias preciosa :*******

 

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